Investigan cómo, las tecnologías inalámbricas, afectan al desarrollo del cerebro en niños y adolescentes.
Investigadores británicos, del Imperial College de Londres, llevarán a cabo un estudio para investigar si el uso de teléfonos móviles y otros dispositivos inalámbricos podría afectar al desarrollo cerebral en los niños.
El estudio, denominado SCAMP de las siglas del inglés Study of Cognition, Adolescents and Mobile Phones o lo que es lo mismo, estudio de cognición, adolescentes y móviles, pretende reclutar a 2500 niños de entre 11 y 12 años y seguir su desarrollo cognitivo durante dos años recopilando también datos de su exposición como la frecuencia, para qué y durante cuánto tiempo emplean el móvil o el smartphone u otro dispositivo inalámbrico.
En la actualidad los científicos no tienen certeza de si los cerebros en desarrollo de los jóvenes pueden ser más vulnerables que los de los adultos, en parte porque sus sistemas nerviosos están aún en desarrollo, y en parte porque probablemente tengan una mayor exposición acumulativa durante su vida.
Existen diversos estudios en ratas ya sean adultas o en fase embrionaria que han demostrado efectos en las funciones cognitivas tras ser sometidos a radiación electromagnética de alta frecuencia, incluso a niveles subumbral, es decir por debajo de los niveles que se consideran seguros.
Los campos electromagnéticos que producen los teléfonos móviles son clasificados por la Agencia Internacional para la Investigación sobre Cáncer y la OMS como «posiblemente carcinogénicos para los humanos», y dicen que es vital más investigación sobre el tema. Dicha clasificación se estableció después de revisar mucha literatura científica y constatar que existe un aumento estadísticamente significativo en los casos de tumores cerebrales, cánceres de parótidas y de glándulas salivares que además coinciden en ipsilateralidad con el lado habitual de uso del teléfono móvil.
En el Reino Unido la actual política de salud pública recomienda que los niños menores de 16 años deben usar el móvil sólo para propósitos esenciales, y que siempre que sea posible usen el manos libres o manden mensajes de texto.
Este mismo consejo lo hacen muchos científicos a nivel mundial, algunos de ellos participantes en el famoso estudio Interphone, como es Elisabeth Cardis.
Los investigadores principales, de este nuevo estudio, son Paul Elliott y Mireille Toledano que comentaron que:
“las pruebas disponibles en relación con el intenso uso a largo plazo y el uso en niños es limitado y menos claro».
«Dado que los teléfonos móviles son una tecnología nueva y generalizada para nuestras vidas, el estudio SCAMP es importante para proporcionar la base a través de la cual los padres y sus hijos puedan tomar decisiones informadas».
Otros países como Bélgica, recientemente, o Rusia tienen legislaciones que protegen a los más pequeños, aquí sin embargo no solo no se hace ningún tipo de política sanitaria de prevención sino que hemos llegado a ver campañas publicitarias de telefonía móvil donde el principal target son los menores.
La pena es que una parte de este estudio lo financia la industria. Otro de los defectos es que no se dispondrán de datos de dosimetría, es decirlos niveles de exposición reales diarios, ya que simplemente se valorará la exposición mediante encuestas para averiguar el uso de las tecnologías inalámbricas por parte de los menores y el uso de Wifi en los colegios. El periodo del estudio, tres años, y las edades de los niños entre 11 y 12 años no parecen muy adecuados. Si bien es cierto que los niños comienzan a tener móviles a los 11 o 12 años utilizan más las nuevas tecnologías en la adolescencia es decir a partir de los 13- 14 años.
Esto nos lleva por tanto a conocer de antemano el resultado final, “no existe relación entre la exposición y alteraciones conductuales o cognitivas”. Parece que el estudio está más pensado para calmar las voces de alarma en los colegios y entre los padres que a averiguar si realmente existen efectos. Debemos recordar que existen varios experimentos que han demostrado, en ratas, que si existen efectos neurocognitivos tras una exposición a valores subumbral.
En nuestro país hace ya algunos años que se está desarrollando un estudio concreto sobre el riesgo de cáncer cerebral debido a la exposición a campos de radiofrecuencia en la niñez y adolescencia. El programa, denominado, Mobi-Kids que está liderado por la prestigiosa investigadora Elisabeth Cardis.
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